Superbacterias, una nueva realidad

Edith Heard, directora general del Laboratorio Europeo de Biología Molecular

Llegará un día en que cualquier persona podrá comprar Penicilina. Entonces, existirá el peligro de que un hombre ignorante pueda tomar con facilidad una dosis insuficiente de antibiótico y, que al exponer a sus microbios a cantidades no letales del fármaco, los haga resistentes.

Alexander Flemming, fragmento de su discurso ante la Academia Sueca al recibir el Premio Nobel en 1945

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado la resistencia antimicrobiana como un problema de salud pública urgente y de dimensión mundial.

Según el mayor estudio realizado hasta la fecha, publicado en The Lancet, en 2019 murieron 1,27 millones de personas debido a las «superbacterias».

La Organización Mundial de la Salud prevé que en 2050 la cifra de muertes al año por estas bacterias podría ascender a 10 millones (misma cifra que  las muertes por cáncer en 2020). Los expertos auguran que, al ritmo actual, se llegará a esa cifra al menos una década antes.

Hace años las superbacterias más peligrosas sólo se podían contraer en hospitales, pero en la actualidad hay cepas que pueden contraerse fuera del entorno sanitario e incluso estando sanos.

La OMS las ha clasificado en tres grupos:

Prioridad 1: CRÍTICA

Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa y Enterobacterales resistentes a carbapenémicos (antibióticos de amplio espectro). Se asocian a elevada mortalidad.

Prioridad 2: ELEVADA

– Enterococcus faecium resistente a Vancomicina: Responsable de infecciones como endocarditis, infecciones urinarias e intraabdominales asociadas a peritonitis terciarias.

– Staphylococcus aureus resistente a la meticilina y con sensibilidad disminuida a la vancomicina: Se asocia a infecciones de la piel y tejidos blandos, osteomielitis, neumonías adquiridas en comunidad y en el hospital endocarditis.

 Helicobacter pylori resistente a claritromicina: Se asocia a ulcera gástrica, gastritis crónica, linfoma tipo MALT y cancer gástrico.

– Campylobacter spp resistente a fluoroquinolonas: Se relaciona con diarrea del viajero y causa infecciones gastrointestinales invasivas.

– Salmonella spp resistente a fluoroquinolonas: Se asocia con diversas infecciones desde leves a severas.

– Neisseria gonorrhoeae resistente a cefalosporinas y fluoroquinolonas.

Prioridad 3: MEDIA

– Streptococcus pneumoniae con susceptibilidad disminuida a la penicilina: Asociado a infecciones como otitis media aguda, sinusitis, neumonía y meningitis adquirida en la comunidad.

 Haemophilus influenzae resistente a la ampicilina: Se relaciona con infecciones adquiridas en comunidad como otitis media aguda, sinusitis, meningitis y neumonías.

– Shigella spp resistente a fluoroquinolonas: Causa infecciones gastrointestinales invasivas y se asocia a alta mortalidad, principalmente en población pediatrica.

Uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos es la falta de desarrollo de nuevos antibióticos. En diciembre de 2020 se estaban desarrollando, tan solo, 43 antibióticos. De ellos, 13 están en ensayos clínicos de fase III y se estima que sólo la mitad de éstos serán finalmente aprobados.

Muchas empresas pararon de desarrollar antibióticos, así que ahora hay pocos fármacos. El próximo asesino será este. En 10 o 20 años estaremos muriendo por infecciones de bacterias resistentes a los antibióticos, que ya no podremos tratar. En los últimos 100 años hemos duplicado nuestra esperanza de vida, gracias a elementos como los antibióticos y las vacunas. Si no hacemos algo, dentro de 20 años los antibióticos que hoy existen no serán capaces de tratar las infecciones que tendremos. Va a ser la siguiente pandemia.

– Edith Heard, directora general del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (junio 2021) –

En 2050, las infecciones se convertirán en la primera causa de mortalidad.

¿Estamos a tiempo de evitarlo?