Cuando se cumplen dos años del comienzo de la pandemia, en España empezamos a plantearnos levantar la obligatoriedad de la mascarilla en espacios interiores.
Reino Unido, Noruega y Bélgica son algunos de los países europeos donde ya no es obligatorio el uso de las mascarillas en interiores. En Francia, el uso de mascarilla dejará de ser obligatorio en el trabajo el 14 de marzo y tampoco se pedirá el certificado de vacunación para poder acceder a los locales de ocio.
Podremos hacerlo de forma más o menos gradual, pero está claro que el momento de decir adiós a la mascarilla está cerca.
Las empresas que han retrasado la vuelta a las oficinas por el aumento de contagios por la variante Omicron, ahora se empiezan a plantear cómo será la transición. Muchas empresas han reducido su ocupación de espacio durante la pandemia, y ahora optan por el modelo híbrido: alternar el teletrabajo con la asistencia a la oficina.
Para hacer posible este modelo es necesario establecer turnos, implantar software para reservar los puestos de trabajo y controlar aforos. La vuelta a la oficina supone en la mayoría de los casos no tener un escritorio fijo por lo que la implantación de este tipo de modelos debe ir acompañada de medidas de desinfección de esos espacios compartidos.
Más allá de la tecnología colaborativa y la ciberseguridad, ahora más que nunca, resulta vital establecer protocolos de desinfección, no sólo de limpieza, para que la vuelta a la oficina sea segura y no volvamos a la casilla de partida.